Resulta
curioso pensar como a veces el azar juega con el investigador que en su
búsqueda de datos concretos, encuentra en su camino una historia que a pesar
del tiempo transcurrido no fue contada con detalle. Documentándome en registros
y publicaciones sobre la Guerra Civil Española en los que buscaba información
sobre un familiar, encontré sin embargo muchos otros datos y referencias de
zarceños y zarceñas que vivieron y murieron durante ese dramático período de
nuestra historia. Vidas de paisanos míos, que me interesaron y las cuales
empecé a investigar. Una de esas vidas es la de José María Tarifa Trinidad y su
increíble historia será la protagonista de este artículo.
Tengo
que reconocer que me emocioné mucho la primera vez que leí la historia de los
seis republicanos que se fugaron del Campo de Concentración de Castuera, y de
los cuales, cuatro lograron llegar a Francia después de una larga huida de 79
días. Me sorprendió descubrir que uno de sus protagonistas era zarceño, sentí
curiosidad y comencé a investigar sobre los acontecimientos que le iba a
deparar el futuro. Me ilusioné tanto con su historia que pensé que había
llegado el momento de escribir acerca de su increíble aventura de supervivencia
y su afán continuo de lucha por la
libertad.
La Guerra Civil Española.
José
María Tarifa Trinidad nació en La Zarza el 20 de diciembre 1909 y creció en el
seno de una familia de ocho hermanos (1). Con el tiempo, cuando tuvo edad para
hacerlo, comenzó a trabajar como campesino en labores agrícolas y a sentirse
identificado con los ideales republicanos. En julio de 1936, cuando se produjo
el golpe de Estado que dio inicio a la Guerra Civil, José María, de carácter
fuerte y decidido, se alistó en las Milicias Populares. El lugar para hacerlo
era la Casa del Pueblo de La Zarza, localidad que durante los primeros meses
del conflicto se mantuvo fiel a la República, y donde José María había participado
de forma activa vinculado al partido socialista. La Zarza fue ocupada por el
bando nacional el 11 de agosto, aunque ocho días más tarde tras una
contraofensiva de fuerzas milicianas al mando del comunista Martínez Cartón volvió
a quedaren poder gubernamental. Un mes más tarde, el 13 de septiembre de 1936,
La Zarza fue de nuevo ocupada por las tropas franquistas de forma definitiva.
En este contexto, José María abandonó La Zarza y pasó al lado republicano, presentándose
voluntario el 25 de agosto de 1936. Cuando se reorganizó el Ejército Popular de
la República se integró en la 91ª Brigada Mixta (2), en la compañía de
ametralladoras del Batallón 363,
combatiendo y moviéndose durante los años que duró la contienda en la zona
extremeña denominada como la “Bolsa de la Serena”, y por otras localidades
fuera de la región. Sirvió como soldado de 2ª, pero durante la guerra llegó a
ostentar el cargo de Teniente. El 30 de marzo de 1939, al finalizar la Guerra
Civil, se presentó en Herrera del Duque donde fue detenido. Como a miles de
soldados prisioneros del bando republicano, José María fue trasladado al Campo
de Concentración de Castuera el 17 de junio del mismo año.

Campo de Concentración de Castuera en la
actualidad. Restos del pedestal de la cruz y castillete de la bocamina de La
Gamonita al fondo.
El Campo de Concentración de
Castuera.
Este campo funcionó desde marzo de
1939 hasta su cierre en marzo de 1940 como espacio de internamiento,
clasificación, reeducación y explotación laboral de los prisioneros de guerra,
pero también como un lugar de represión comarcal. El Campo contaba con unos 80
barracones rodeados por una doble alambrada y un foso, y se calcula que por sus
instalaciones pasaron entre 15.000 y
20.000 prisioneros civiles y militares, entre los cuales también hubo otros zarceños,
además de José María.

Ficha clasificatoria de José María Tarifa en el campo de concentración de Castuera.
Los presos tuvieron que soportar durísimas condiciones de
vida, además de estar sometidos a maltrato físico y psicológico. Algunos
ejemplos eran las frecuentes palizas, los trabajos forzados y las “sacas” o
“paseos” con las que grupos de falangistas encargados del campo eliminaban a
los presos republicanos. Al igual que la
alimentación, siempre insuficiente, y la falta de higiene. El hacinamiento en
los barracones permitió la proliferación de enfermedades como el tifus, la sarna
o la viruela. A los prisioneros también se les forzaba a participar en actos
civiles y religiosos que se celebraban delante de una gran cruz y una bandera,
situadas dentro del campo, con el objetivo de someter y reeducar a los
recluidos.
En
el campo de Castuera José María coincidió con dos de sus hermanos Juan y José (3), que
también estaban presos y fueron oficiales del ejército republicano. Algunos de
sus familiares aún recuerdan con claridad las palabras que les dijo José María
a sus hermanos cuando les manifestó su firme intención de fugarse:“Yo prefiero que me peguen un tiro antes que
quedarme en este sitio, pero a mí me tienen que matar como a una liebre”.
José y Juan no siguieron el camino de su joven hermano ya que en esos momentos ambos
tenían mujer e hijos, y albergaban la esperanza de poder volver a reunirse
pronto con ellos, algo que finalmente pudieron hacer al ser puestos en libertad
tras pasar 2 y 10 años respectivamente en varias cárceles franquistas (4). Por
su parte, José María estaba pendiente de ser juzgado. En el mes de julio el jefe
del campo había comenzado a redactar informes negativos sobre su conducta y sus
antecedentes, y el 19 de diciembre de 1939 la Auditoría de Guerra inició un
procedimiento sumarísimo de urgencia contra él.

Croquis del campo de concentración de Castuera realizado en 1940.
Así,
tras más de 6 meses de estancia en el Campo de Concentración, hastiado de la
violencia física, la miseria extrema, el hambre y la incertidumbre sobre su
futuro, José María y otros cinco
compañeros prisioneros ultimaron su plan de fuga. Descartaron la opción de
escapar a Portugal porque repatriaba a los refugiados republicanos que cruzaban
su frontera, por eso se decantaron por cruzar la francesa. Para orientarse
durante el camino contaban por un lado con un libro de geografía escolar del
cual trazaron una ruta, y cada uno se
quedó una copia del recorrido por si en algún momento tenían que separarse. Por
otro lado también confiaban en la guía que les ofreciese la estrella Polar, las
noches que el cielo estuviera despejado.
La huida y la larga marcha hacia
Francia.
Será
aprovechando la oscuridad, cuando la noche del 4 de enero de 1940 José María
Tarifa Trinidad se fugue del campo de Concentración de Castuera con cinco
compañeros: Albino Garrido San Juan de Tornadizos de Ávila, Silverio Naveso Marrupe de Castilblanco, Fulgencio Morcillo Pulido de Guareña, Miguel
Fernández Talán de Villarta de los Montes y Gerónimo Morgado Galán de
Calamonte.
Equipados con un macuto
y una manta, franquearon la fosa, la alambrada, los centinelas que rodeaban el
campo, y llegaron de madrugada a unos riscos cerca de Cabeza del Buey. A partir de ese momento comenzaron una
larga y peligrosa marcha campo a través, la mayor parte del tiempo de noche y
casi todo el recorrido por tierras desconocidas hacia Francia. Conocemos los detalles
y el itinerario de la ruta que siguieron los evadidos gracias a Albino Garrido,
que era el más joven del grupo, y cuyo testimonio fue recogido en el libro Una
Larga marcha, publicado y traducido al español en el año 2013 por su hijo
Luís, al que agradezco mucho su colaboración en la elaboración de este artículo.
Tanto Luís Garrido como su padre Albino han mantenido siempre presente en su
recuerdo a José María y sus compañeros de fuga.
Al poco tiempo de
emprender la fuga, Miguel, que era el mayor del grupo, abandonó la huida sin
decirles nada. Para saciar el hambre se vieron obligados en ocasiones a
robar por necesidad extrema, como una vez que sustrajeron unos repollos de una
huerta en la localidad de Agudo, unas palomas que consumieron crudas en la
comarca de los Yébenes, o el pan a unos pastores y un par de corderos que
asaron a la lumbre en la provincia de Zaragoza. A menudo tuvieron que aplacar
la sed en las charcas para el ganado. Aunque también, recibieron ayuda en
momentos puntuales de familiares de Silverio y conocidos de Albino, de pastores
y de personas que no les denunciaron y les proporcionaron comida y alojamiento.
Tuvieron
varios encontronazos importantes con la Guardia Civil que les seguía la pista,
como el que ocurrió la noche del 4 de febrero de 1940 en la que mientras
estaban cenando en la choza de unos pastores fueron sorprendidos por unos
Guardias Civiles. Alertados por los
ladridos de los perros de los pastores tuvieron que salir corriendo a toda
velocidad mientras les disparaban. En
otra ocasión, en los Montes Universales, una patrulla aprovechó la imprudencia
de Gerónimo que se acercó a un leñador para pedirle tabaco, momento en que los Guardias le dieron el alto y lo
detuvieron. La huída se volvió más peligrosa aún por los continuos controles
con los que se toparon, debido a que los Guardias habían encontrado la ruta establecida
en Castuera por los fugados al registrar al compañero detenido.
Llegando a los
Pirineos, en la estación de Canfrac, José María, al que Albino recuerda como
muy atrevido y temerario, protagonizó una anécdota tras alcanzar la cima de una
montaña que bien pudo costarle la vida. Cuando iniciaban el descenso por una
ladera helada, el zarceño utilizó unos palos afilados para no resbalar, pero la
dureza de la nieve hizo que los palos no se clavasen y José María cayó rodando
a gran velocidad pendiente abajo. Tuvo suerte de no golpearse contra las rocas
al caer en una zona llana, sus compañeros incluso pensaron que se había matado,
por lo que se alegraron mucho cuando lo vieron ponerse de pié.

Itinerario aproximado seguido por los fugados a pié.
El
22 de marzo de 1940 el grupo de fugados se encontró en la cuneta de una
carretera una señal que anunciaba: “Francia un kilómetro”. Llegaba a su fin de
esta forma la odisea iniciada en Castuera 79 días atrás, en la que pasaron
hambre y frío, y en la que atravesaron a pié las provincias de Ciudad Real,
Toledo, Cuenca, Teruel, Zaragoza y Huesca. Ya casi podían saborear la libertad,
pero todo esto fue tan sólo la primera parte de su fascinante historia. El futuro en Francia se aventuraba
incierto.
La llegada a Francia y el Campo de Gurs.
Cuando el zarceño José María Tarifa Trinidad y sus tres compañeros fugados del campo de concentración de Castuera, Albino Garrido, Silverio Naveso y Fulgencio Morcillo, finalmente lograron cruzar la frontera, se encontraron con una Francia inmersa en la Segunda Guerra Mundial. Un guardia francés los llevó a la Gendarmería de Urdós, y esa misma tarde los transladaron al campo de Gurs situado en el departamento de los Pirineos atlanticos, cerca de la frontera con España.
Vista aérea de cientos de barracones del Campo de concentración de Gurs.
Éste campo fue construido por el gobierno francés para acoger a los refugiados de la Guerra Civil, pero desde abril de 1939 quedó convertido en campo de concentración y tuvo que ampliarse por la masiva llegada de españoles. Las autoridades francesas del campo los interrogaron y les hicieron un reconocimiento médico. Después les ofrecieron pocas alternativas: alistarse en la Legión Extranjera, en un Regimiento de Marcha o regresar a España. Albino
y Silverio no pasaron el reconocimiento, Albino fue trasladado al Campo de
Argelès sur Mer y más adelante tuvo que ingresar en los Grupos de Trabajadores Extranjeros, y Silverio, pasado un tiempo,
se integró en la Resistencia Francesa. Volver a España no era posible.
Desde su huida del campo de Castuera estaban en busca y captura, además las
diligencias del procedimiento contra José María seguían su curso en España, a
través de numerosos informes e interrogatorios realizados a vecinos y
familiares de La Zarza sobre su paradero, y declaraciones sobre su conducta,
que llegaron a ser en algún caso algo contradictorias. Pero que finalmente
desembocarían en la sentencia que lo acabaría condenando del delito de Rebelión
Militar el 14 de octubre de 1941. También se investigó su verdadera identidad,
ya que en el registro civil de La Zarza aparecía con el nombre de José
Francisco Tarifa Trinidad, lo que llevó a una cierta confusión. Aparece en el
auto de procesamiento la siguiente acusación hacia él:
“Izquierdista avanzado y militante del
partido socialista y secretario de las juventudes socialistas. Hizo guardias
con armas, siendo concejal del Ayuntamiento, interviniendo también en
detenciones de personas de derecha. Según los informes y declaraciones fue
propagandista y gran excitador de las ideas marxistas, además de espía de
servicio rojo. Según los informes de la Guardia Civil fue Teniente del ejército
rojo y su conducta había sido pésima”.
Pese a estas
acusaciones también hay un testimonio del alcalde de La Zarza a 27 de junio de
1940 que en parte las contradice.
Informe
del Alcalde de La Zarza en 1940 sobre la conducta de José María, nombrado en el
documento como José Francisco. Archivo Histórico Militar del Ministerio de
Defensa.
Fuera como fuese, lo que sí parece claro era que la vuelta a
España era prácticamente imposible. De esta forma, Fulgencio
y José María que sí superaron el reconocimiento médico, debieron pensar que no
habían escapado de un campo de concentración y llegado hasta allí para acabar
finalmente en otro. Así, obligados por las circunstancias, tuvieron que
alistarse en la Legión como hicieron cientos de republicanos españoles para
seguir luchando por la libertad, contra los fascistas alemanes e italianos que
habían colaborado con Franco en España, y que ahora amenazaban Europa. El 10 de
abril de 1940 José María y Fulgencio firmaron un enganche de cinco años en la
Legión Extranjera, incorporándose el 27 de abril al Depósito Común de
Regimientos Extranjeros (DCRE) y partiendo hacia Sidi-Bel-Abbès en Argelia.
La
Legión Extranjera
Los dos fueron destinados en la 4ª Semi-Brigada de la Legión Extranjera Francesa (4ª DBLE)
el 1 de noviembre de 1940. El 25 de agosto de 1941 embarcaron en Casablanca con
destino a Dakar donde desembarcaron el 1 de septiembre, y al día siguiente
fueron trasladados con su unidad hasta San Luis de Senegal.
Dos compañías de la 4ª DBLE desfilando en Saint Louis de Senegal en marzo de 1942.
Desde finales de 1942, Fulgencio y José María participaron
con su unidad la 4ª DBLE y con
el 1º Regimiento Extranjero de Infantería Motorizada más adelante en la
campaña de Túnez. Allí combatieron junto con tropas aliadas compuestas por
fuerzas norteamericanas, británicas, contingentes polacos y griegos contra las tropas italianas y los alemanes del Afrika
Korps de Rommel, el “Zorro del desierto”. Estos finalmente fueron superados
tácticamente, en hombres y en potencia de fuego por lo que esta campaña acabó
con la resistencia del Eje (italianos y alemanes) en África. La rendición se
produjo en mayo de 1943 e impulsó la fe en la victoria por parte de los
aliados. La unidad de José María se destacó particularmente en la batalla de Djebel Zaghouan. Al final de la campaña volvieron a
Sidi-Bel-Abbès.
Legionarios del 1er REIM durante la batalla de Djebel Zaghouan, en mayo de 1943.
Un mes más tarde, el 6 de julio de 1943, como otros
muchos republicanos españoles, José María Tarifa Trinidad se fugó de la Legión
Extranjera para alistarse con las tropas del general Leclerc y de la “Francia
Libre”. Por su parte, Fulgencio permaneció en la Legión Extranjera hasta 1945.
De este modo se separaban dos compañeros que habían estado unidos desde aquel
enero de 1940 cuando se fugaron del Campo de Concentración de Castuera. Como
muchos desertores de la Legión Francesa José María se alistó voluntario con un
nombre falso.
La Nueve y la liberación de París
Integrada en la 2ª
División Blindada (2ªDB), la 9ª Compañía del Tercer Batallón del Regimiento de
Marcha del Chad, fue conocida como “La Nueve” porque estaba compuesta casi
exclusivamente por republicanos españoles. De los 160 soldados que formaban “La
Nueve”, 146 eran españoles, y entre ellos se encontraba José María integrado en
la 2ª Sección de Combate. Procedían de todas las regiones de España, la mayoría
habían luchado en el ejército republicano o en las milicias populares durante
la Guerra Civil y todos tenían experiencia en combate. Eran voluntarios
anarquistas, republicanos moderados y
socialistas. Todos ellos antifranquistas, antifascistas y antinazis.
En septiembre de 1943 la 2ªDB, comandada por el
general francés Phillippe Leclerc, se trasladó en tren desde el campamento de Didjelli en Argelia
al fuerte marroquí de Bordj Skirat, situado entre Casablanca y Rabat. Un mes
más tarde, en Casablanca, tomaron posesión del material y armamento procedente
de los Estados Unidos. Después
de un mes de aprendizaje básico, volvieron a Bordj Skirat, donde permanecieron
hasta la primavera de 1944 realizando una intensa instrucción para familiarizarse
con los nuevos vehículos y las tácticas militares de los americanos, convirtiéndose en una unidad de infantería
mecanizada. Ahora, por fin, los españoles sentían que estaban en igualdad de
condiciones con sus enemigos. En la localidad marroquí de Temara bautizaron a
sus Half-Tracks (vehículos Semi-Oruga) con nombres españoles
como: Madrid, Brunete, Guadalajara, Guernica, Ebro, Teruel, “Don Quijote” o
“España Cañí”. El mando de la
2ªDB terminó aceptando, incluso, que los españoles llevasen una insignia con
los colores de la bandera republicana.
A finales de mayo
de 1944 la “División Leclerc” con la 9ª Compañía embarcó en Casablanca rumbo
hacia Inglaterra, donde hicieron escala durante dos meses, antes de partir a
Francia desde el puerto de Southampton. A primeros de agosto de 1944 José María
desembarca en Normandía con “La Nueve” en la playa francesa de la Madeleine. A
partir de ese momento se agruparon en el Tercer Ejército Estadounidense de uno
de los militares más carismáticos de la Segunda Guerra Mundial, el general George
Patton. No obstante la 2ªDB recibió una orden del general De Gaulle instando a
Leclerc a que entrara el primero en París, antes que los americanos. Avanzaron
hacia Le Mans, liberaron la localidad de Alençon y se dirigieron a Écouché. En
esta localidad, José María y sus compañeros de “La Nueve” combatieron durante
seis días en primera línea de fuego. Tras la liberación de Ecouché, el 23 de agosto, unos 4.000 vehículos
recorren 250km en un clima de euforia hasta que son bloqueados a 15km de París
por una defensa alemana. Esa misma tarde, el general Leclerc ordenó al capitán
de “La Nueve”, Raymond Dronne, que se adelantara con una avanzadilla y entrase
en París urgentemente. La 2ª y 3ª Sección de Combate parten con una docena de
Half-Tracks cargados con un centenar de españoles. Bajo las órdenes del
sargento Francisco Callero, el zarceño José María Tarifa Trinidad estaba
integrado en la dotación del Half-Track “España Cañí”.

“La
Nueve” camino de París. José María a la izquierda con el casco, gafas protectoras al cuello y el fusil al hombro. Cedida por la A.H.C.C.
“La Nueve”.
José
María sobre el “España Cañí” tras la liberación de Paris en 1944. Cedida
por Nathalie Tarifa.
Al anochecer del
24 de agosto de 1944, abriendo el camino para su liberación, los integrantes de
“La Nueve” fueron los primeros en entrar en París. Liberaron
el Ayuntamiento y la Plaza de la Concordia y consiguieron la rendición del
General Alemán Dietrich Von Choltitz. El día 25 de agosto, el grueso de la 2ªDB entró en París. Al día
siguiente tuvo lugar una impresionante manifestación en la que el general De
Gaulle escenificó su gran momento histórico descendiendo por los Campos Elíseos
y caminando hasta la catedral de Nôtre Dame. El honor de escoltar el cortejo
correspondió a “La Nueve” por haber sido la primera unidad militar en entrar en
la capital francesa. El zarceño fue protagonista en ese momento histórico
desfilando sobre el “España Cañí”.
El
Half-Track “España Cañí”, en cuya dotación estaba José María, desfilando en los
Campos Elíseos en 1944.
Operación Reconquista de España
Sin embargo, desde
antes de la liberación de París entre algunos de los españoles que formaban “La
Nueve” ya rondaba la idea de que los aliados no colaborarían con ellos en su
deseo de liberar España y restaurar la República. Un deseo que habían albergado
durante todo este tiempo. Por este motivo, una vez que París fue liberada,
algunos pensaron que era el momento de regresar a España. En este contexto,
José María Tarifa Trinidad desertó de “La Nueve” para contactar con las agrupaciones
de guerrilleros de la Unión Nacional Española (U.N.E.) que operaban en el
mediodía francés, colaborando con la resistencia francesa. A
partir de ese momento José María usó el alias de “Justo González Rodríguez”,
nombre con el que se alistó como voluntario (5).
José María estuvo integrado en el 5º Batallón de la 17 Región Militar desde el
9 de octubre de 1944. Del 19 al 24 de octubre, el zarceño participó en el
fracasado intento del Valle de Arán (Lleida) en la operación denominada
“Reconquista de España” y que pretendía provocar un levantamiento popular
contra la dictadura de Franco mediante el ataque de un grupo de guerrilleros
españoles. Después del fallido intento y ya de nuevo en Francia, José María
continuó sirviendo en la misma unidad hasta el 31 de marzo de 1945.
Francia
y el regreso a La Zarza
Al finalizar su actividad guerrillera, José María
Tarifa se establece definitivamente en la localidad francesa de Sisteron, donde
trabajó y formó familia. En 1951 fue detenido por su deserción de La Legión
Extranjera en 1943, al presentarse en el Registro Civil para inscribir los
apellidos españoles de su hijo, fue condenado a cumplir el resto del enganche
que firmó en el Campo de Gurs al llegar a Francia. Estuvo destinado en Argelia
durante casi dos años hasta que fue liberado de la Legión definitivamente en 1953.
Tarifa, en el centro, con compañeros de la Legión Extranjera en
Orán en 1952. Cedida por Nathalie
Tarifa.
En Francia José
María pudo reencontrarse con sus hermanos Juan y José, además de otros
familiares y zarceños emigrantes a los que acogió y ayudó a conseguir trabajo.
Su hijo, François Tarifa recuerda como José María mantuvo en el exilio siempre
presente el recuerdo de su pueblo: “Mi
padre siempre decía que cuando Franco muriese regresaría a La Zarza”. Y así
lo hizo. En 1976, tras la muerte del dictador, sus familiares prepararon los
papeles necesarios para que pudiera retornar a España (6). De esta forma el zarceño
regresó ilusionado a su pueblo natal 40 años después de verse obligado a
emprender su increíble aventura. Una aventura que le llevó desde La Zarza a
Francia, pasando por Argelia, Senegal, Túnez, Marruecos e Inglaterra. No fue
sólo un largo recorrido que acabó en Francia, sino una tremenda experiencia
vital de supervivencia, coraje y valor, que convirtió a José María Tarifa
Trinidad en un ejemplo más del empeño incansable que tuvieron muchos
republicanos españoles, en su lucha personal por la libertad y contra el
fascismo.

Placa
conmemorativa dedicada a los republicanos españoles que liberaron París,
inaugurada el año 2004.
NOTAS:
(1) Los padres de José María eran Francisco Tarifa y
María Antonia Trinidad ambos naturales de La Zarza. Sus hermanas eran
Josefa, Ángela, María y Teresa. Sus tres hermanos eran José, Juan y Álvaro. Este último, Álvaro Tarifa Trinidad, tras la ocupación de La Zarza se echó al
monte y fue víctima de la represión franquista en el puerto de “Las
Hoyas” donde falleció a los 32 años el 1 de mayo de 1938.
(2) La 91ª Brigada Mixta se creó en marzo de 1937
con los restos de la 20ª Brigada Mixta (dos batallones de Castuera y uno de Milicias extremeñas). A la 91ª BM se le
adjudicaron los batallones "Extremadura» 1 y 2 y dos batallones formados
en Campanario. La 91ª Brigada Mixta estuvo compuesta por los batallones Nº 361,
362, el 363, en el que se encontraba José María, y el 364. La Brigada se
integró en la 37 División del VII Cuerpo de Ejército, que también integraba a
la división 41, en la que se encontraba Albino
Garrido, y la 68. La 91ª Brigada Mixta permaneció durante toda la guerra en el
frente Sur, comenzando su actuación en el asedio al Santuario de Santa María de
la Cabeza, de donde fue retirada para cubrir el frente pasivo del abortado
"Plan P". Al iniciarse las operaciones nacionales para la liquidación
de la bolsa de La Serena, la 91ª BM se hallaba cubriendo el frente en las
alturas delante de Peraleda de Zaucejo, Cerro del Risco, Sierra Lengua, Vértice
Castillejo y Loma Sancha. El 20 de julio
de 1938, defendía el frente Sur de la bolsa, en Guareña, y después de
concentrarse en La Coronada, intentó reconquistar Castuera el día 23. Al día
siguiente la 91ª BM quedó rodeada en la bolsa y deshecha. Ya no volvió a
intervenir en ninguna acción bélica posterior. José y Juan Tarifa Trinidad, también estuvieron integrados en la 91ª Brigada Mixta. Juan fue dinamitero y alcanzo el grado de sargento, por su parte José ascendió hasta Teniente. Otros zarceños integrados en esta Brigada Mixta fueron Martín Espinosa Rodríguez y Francisco Recio Blazquez, los cuales fueron capturados por la 21 División franquista durante las operaciones del cierre de la bolsa de La Serena entre el 20 y 31 de julio de 1938.
(3) Durante su estancia en el Campo de Concentración
de Castuera los tres hermanos Tarifa Trinidad, recibieron cierta ayuda de un
zarceño que estaba de guardia en el Campo. Su nombre era Pedro Bravo Espinosa,
apodado “Chocolate”, nacido en La Zarza el 29/ 4/ 1919 y que, a pesar de las fuertes rivalidades generadas
entre el bando de los vencedores y los vencidos tras la Guerra, trató de ayudar
en la medida de lo posible a los tres hermanos presos en Castuera, que eran
vecinos y conocidos de La Zarza. Según los testimonios de algunos familiares
cuando la abuela y la madre iban a visitarlos a Castuera para tratar de
llevarles algo de comida, Pedro facilitó que pudieran verse y reunirse con
ellos. La difícil situación en la que se encontraban en Castuera hacía que
cualquier pequeño gesto como éste supusiera una inestimable ayuda. Por otro lado, cuando José
María se fugó, se generó una cierta confusión sobre la identidad del fugado, ya
que en el primer telegrama en el que se
notificaba la evasión se nombra a José en lugar de a José María. Pedro Bravo conocía la
verdadera identidad del zarceño fugado pero no dio parte de ello. Más adelante,
tras las pesquisas realizadas en el
Registro Civil de La Zarza, las autoridades franquistas descubrieron que la verdadera identidad del fugado
era la de José María.
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Pedro Bravo Espinosa |
(4) Sus dos
hermanos ingresaron en la cárcel municipal de Castuera el 13
de noviembre de 1939, procedentes del campo de Concentración. El 16 de enero de
1940 los dos fueron trasladados a la prisión de Puebla de Alcocer. Más
adelante, el 17 de marzo de 1940, José fue trasladado a la prisión de
Almendralejo. El 13 de julio del mismo año fue evacuado a la prisión de Mérida.
José fue puesto en libertad el 3 de abril de 1941. Por su parte Juan fue
trasladado a la prisión de Almendralejo presumiblemente antes del 29 de marzo
de 1941, día en que se celebró el consejo de guerra. El 21 de mayo de 1941 fue
condenado y trasladado a la prisión de Burgos y posteriormente a la prisión de Oviedo. Este tipo de castigo fue
denominado “turismo carcelario”, pretendía alejar al afectado de sus familiares
y aislar al recluso, eliminando toda posibilidad de encontrar conocidos entre
los presos y que formasen redes clandestinas políticas entre ellos. Juan fue puesto en libertad en 1949.
(5) Otra víctima de la
represión en La Zarza fue Justo González
Monge, que era cuñado de José María y fue asesinado el 12 de octubre de 1936 a
los 43 años. Curiosamente el nombre y el primer apellido de su cuñado coinciden
con el “alias” que usó José María cuando se alistó voluntario durante su etapa
de guerrillero antifascista en Francia.
(6)
José María regresó a La Zarza en 1976. Volvería
a hacerlo una segunda vez a finales de la década de los 70, antes su fallecimiento en Francia en 1995. En 1979 mientras
estaba en La Zarza asistió al primer congreso del Partido Socialista celebrado
en La Zarza tras la dictadura. Al salir del mismo, José María afirmó algo
desencantado: “El socialismo de ahora ya no es como el socialismo de antes”.
DOCUMENTALES RELACIONADOS:
- Documental: La pesadilla de Castuera. En el vídeo aparecen testimonios de Albino Garrido, compañero de fuga de José María, sobre el campo de concentración de Castuera.
BIBLIOGRAFÍA:
-
Díaz Díaz, Benito (2011): “La represión franquista como generadora del fenómeno
de los huidos en Extremadura”, en Revista
de Estudios Extremeños, Tomo LXVII, Nº II, pp. 909-935
- Engel Masoliver, Carlos (1999): Historia de las Brigadas Mixtas del Ejército Popular de la República, Almena Ediciones.
- Garrido San Juan, Albino (2013): Una larga marcha. De la represión franquista a los campos de refugiados
en Francia, Milenio Publicaciones, Lleida, pp.75-105.
- Hinojosa Durán, José (2009): Tropas en un frente olvidado. El ejército republicano en Extremadura durante la Guerra Civil, Ed. Regional de Extremadura, Mérida, p.535.
- López Rodríguez, Antonio (2009): Cruz, Bandera y Caudillo. El Campo de
Concentración de Castuera, CEDER-La Serena, Badajoz, pp. 183-319